Las mandarinas que encontramos en el supermercado suelen estar enceradas y sometidas a diversos tratamientos fungicidas para que, si no, no aguantarían el largo periodo que pasa entre el momento en que se cosechan y el momento en que llegan al consumidor final. Las mandarinas de Fruitam, como que las servimos recién recolectadas, no hay que tratarlos con cera ni con falta otro producto. Llegan al consumidor tal como se han recogido del árbol. Esto es especialmente interesante si queremos aprovechar la piel.

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